Estaba yo bastante nervioso. Wasabi, mi grupo, está pasando por una severa reestructuración: hemos cambiado de cantante y nuestro batería está liadísimo con sus estudios hasta el punto que nuestro método de trabajar también ha sufrido variaciones y en lugar de pasar tantas horas como antes tocando "de verdad", pasamos gran parte de esas horas en el estudio de grabación que hemos montado en el local probando y grabando ideas. No es que hayamos ensayado muchas veces con la nueva "formación" pero me inquietaba no tener todavía ningún tema a medio hacer o ideas consolidadas, futuribles. Eso ha cambiado esta misma tarde. Tenemos nuestro primer esbozo "serio". No se le puede llamar canción todavía, pero ya hay una batería, un bajo, un montón de guitarras y una voz que canta una melodía perfecta para el tema. Esto promete y mucho. Uno de esos momentos de felicidad :)
La semana pasada estuve unos días por trabajo en Karlsruhe, Alemania. En estos viajes a veces se tiene tiempo de conocer la ciudad en la que te hospedas y Karlsruhe me pareció un sitio bonito e interesante. Para llegar allí volamos de Barcelona a Stuttgart en un pequeño avión, de unas 50 plazas.
Para trasladarnos de Stuttgart a nuestro destino alquilamos un coche bastante guapo. Es que era el único que llevaba GPS :D
Los hoteles ya no saben que hacer: cuando entré en la habitación que me correspondía se puso en marcha la tele. Daba la bienvenida a Herr/Frau Hernández y mostraba una foto del palacio de esta ciudad. La musiquilla que sonaba de fondo era horrible, un midi feísimo, así que saqué esta foto y la apagué para no volverla a encender en toda mi estancia allí.
Nuestros compañeros de Deutsche Telekom nos llevaron a comer a distintos sitios. Uno de los más divertidos fue este restaurante chino en una tranquila zona residencial en las afueras de la ciudad. Hay varias cosas a destacar en esta foto. Por un lado, el aspecto exterior del restaurante: sólo el cartel y la "pagoda" en la puerta de entrada lo identifican. En la esquina de la casa hay un par de objetos amarillos. Se trata de una cabina telefónica y un buzón de correos. En el otro lado de la esquina, atornillada a la pared, una maquina expendedora de tabaco (4 euros el paquete de Lucky). Delante del cartel luminoso del restaurante hay una parada del bus. Por último, atravesando el cruce de las dos calles, una sonriente mamá pasea en bici tirando del carrito en el que habitualmente viaja su retoño. En las calles de Karlsruhe los principales medios de transporte son las bicis y un estupendo tranvía, aunque es muy cómodo conocerla caminando.
Esta casa estaba justo enfrente del restaurante. El tejado, la ventana, la enredadera y el mini aparcado en la puerta convierten a esta foto en una de mis favoritas del viaje.
Aunque a nivel arquitectónico no le llegue ni a la suela del zapato al palacio que ocupa la plaza central de la ciudad. Todas las fotos del blog se amplían al pinchar sobre ellas, pero degustar en buen tamaño la que sigue es imprescindible: La cama del hotel es de las mejores que he encontrado fuera de casa pero no se porqué me desperté a mitad de noche todos los días que estuve allí. Esta noche en concreto ya no sabía que hacer para conciliar el sueño, así que me levanté, cogí la cámara y tomé una imagen del cruce que se veía desde la ventana de mi habitación
A la mañana siguiente me levanté y lo primero que hice fue tomar otra instantánea del mismo sitio.Quería tener un "negativo" y un "positivo" de la misma vista. Es curioso que las fotos tengan casi con total exactitud el mismo encuadre sin haber tomado ningún tipo de referencia a la hora de situar la cámara. ¡Mola!
La noche del viernes nos dimos un caprichito. Therapy?, la banda irlandesa que en 1994 editara su exitoso disco Troublegum actuaba en Substage, un club que casualmente quedaba a 200 metros de la puerta del hotel. El grupo de Claus Grabke (con Lena, una guapísima pelirroja al bajo), abrió el concierto. Excelente conjunción y sonido salvaje y compacto. Tocaron un set intenso que duró lo que tenía que durar. Sobresalientes.
Therapy, a pesar de ser la banda titular, se quedaron un poco cojos. También con formato de trío, su música sonó con menos pegada y coordinación. El bajo estaba oculto en la mezcla y su presencia se echaba en falta en numerosas ocasiones. En cualquier caso el público estuvo entregado desde el principio hasta el final, en el que se despidieron con Nowhere, su mayor éxito hasta la fecha, antecedido de una punkarra intro con Nowhere Man de The Beatles.
La vuelta a casa. Esta es una de las tan famosas autopistas alemanas. La velocidad sí está limitada a 120 km/h aunque muchos de los coches la superaban ampliamente. A pesar de que había bastantes tramos con obras la circulación no se resentía apenas y no se formaban atascos. Igual que aquí...
El aeropuerto de Stuttgart otra vez. Tiene un tamaño considerable, este sólo es uno de los edificios que lo forman. La foto está sacada desde el autobús que nos trasladaba desde la terminal hasta el avión. Despegamos bajo la lluvia pero el vuelo no tuvo ninguna complicación.
